Sr. Director:

 

Zapatero declara a un periódico nacional el 24 de abril: "Un hijo de un trabajador pueda hacer –por ejemplo- el mismo master que pueda hacer el hijo del director financiero de un gran banco. Ese es uno de los objetivos que se le debe exigir a un Gobierno socialista". Pues bien, yo se lo exijo. En primer lugar, espero que estas palabras de ZP no se las lleve el viento o –como suele ocurrir- tengan "otra interpretación" (ya saben: agachar la cabeza y pasar por el aro del modelo estatal de enseñanza).

 

Y se lo exijo porque ya está bien de que -hoy por hoy- sólo puedan elegir modelo educativo quienes dispongan de dinero para pagarlo. En la pública el único modelo educativo ofrecido es el estatal, ese que deciden por mí y para los míos unos cuantos funcionarios sentados tras una mesa de despacho bajo el aliento de algún politicastro de tres al cuarto. Y quiero otro modelo distinto: no me gusta el que me

Ofrecen. Quiero enviar a los míos a un colegio privado. ¿Que por qué no lo hago? Por lo mismo que la mayoría de mis conciudadanos, porque no tengo dinero para pagarlo. Ahora, eso sí, en mis impuestos pago –por imperativo legal- el modelo educativo del Estado, ese modelo que no quiero, y que pago aunque no lo quiera.

 

La solución es muy sencilla: bastaría que pudieran desgravarse los gastos escolares en el IRPF o que funcionase el cheque escolar para que cada uno pudiera elegir (también sería remedio al problema que a todos nos igualaran el sueldo al de los diputados, pero –en confianza-, me parece que nuestros parlamentarios no van a querer). La realidad a día de hoy es que a los señores que nos gobiernan -y a los que nos han gobernado- les importa un bledo lo que pensemos sobre educación quienes tenemos que educar: hay que pasar por el aro. Y si quieres elegir modelo: ¡págalo! Pues no, no quiero pagarlo; quiero que salga de mis impuestos y que la clase política (con hijos en escuelas privadas porque pueden pagarlo) defienda el derecho que tengo a elegir la educación de los míos, no quiero que ellos la decidan por mí.

 

Señorías que nos gobiernan: no les agradezco la solidaridad que muestran con los más desfavorecidos porque no existe; no les agradezco que me permitan elegir, porque no hacen leyes que lo posibiliten; no les agradezco que pueda enviar a los míos a un colegio sólo de chicos o sólo de chicas, porque los colegios públicos sólo permiten enseñanza mixta (y no me cuenten el rollo de la discriminación: ¿saben ustedes a qué tipo de escuela asistieron los autores de violencia de género? ¿No lo saben?, ¡qué raro! ¿No será que el dato estadístico no favorece a su "fabulosa" escuela pública mixta?). Hagan el favor de respetar los derechos de los padres y permítannos –de una vez y para siempre- acceder a niveles de calidad educativa que ahora nos están ustedes vedando.

 

Javier Prats

 

JAVIERPRATS@terra.es