Lo nunca visto, el muy serio personal -funcionarios de elite- del muy serio regulador de los mercados bursátiles, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ha vivido a primeras horas de la tarde del miércoles 1 de febrero una protesta laboral: sus empleados han bajado a la calle -en la hora del almuerzo, que conste-, en el madrileño Paseo de la Castellana y se ha puesto a gritar lindezas a su presidente Manuel Conthe. Le han dicho de todo, menos bonito. Bueno, la verdad es que no le han dicho nada, porque la concentración era silenciosa, pero seguro que lo han pensado

Dos son las reivindicaciones de trabajadores y técnicos: por un lado, los empleados protestan por la ampliación del horario, justamente cuando el Gobierno socialista que nombró a Manuel Conthe considera que los trabajadores deben marcharse a casa a las seis de la tarde, y los funcionarios predicar con el ejemplo.

La segunda reivindicación no es menos importante. Cuando un consejero de la CNMV abandona su cargo no puede trabajar en el sector financiero durante dos años. Durante ese periodo cobra como compensación un salario. Sin embargo, los técnicos de la CNMV, asimismo sometidos a dos años de incompatibilidad, no perciben remuneración alguna. Si no consiguen empleo en otro sector, se quedan en casa.

Es cierto que la medida fue adoptada por el anterior presidente, Blas Calzada, que quería contar con un buen retiro, pero también lo es que Manuel Conthe no ha hecho nada por cambiar la situación. Está muy ocupado vigilando la información que las empresas proporcionan a los medios de comunicación.