Barack Obama lleva tres años en Washington y aún no ha encontrado una iglesia de su gusto.

La verdad es que conociendo a su reverendo favorito anterior a la Casa Blanca no es de extrañar que le cueste encontrar un sustituto en la madeja de iglesias y sectas norteamericanas.

Obama, que es un Zapatero 2 y un Rubalcaba 3. no puede confesarse ateo -o su versión coloreada, agnóstico- porque en Estados Unidos no son tan tontos como en España y les parece muy bien la libertad de creencias, pero no se fían de un ateo en la Casa Blanca. De ahí que oculte pudorosamente su condición de deísta.

Tampoco es que en España vendan mucho los políticos ateos: en España y en la Vieja Europa, lo que venden son los comecuras.

El caso es que Rick Santorum, el católico coherente con los principios no negociables, que parecía muerto en las primarias republicanas, ha resucitado, y ahora amenaza al más tibio Mitt Rommey, favorito para enfrentarse a Obama en las Presidenciales de diciembre. ¿Se imaginan a un político español, por ejemplo del Partido Popular, defendiendo sin ambages la vida del no nacido o la familia natural? ¿Y exigiendo a Obama que no vulnere la libertad religiosa cuando exige a aseguradores y centros sanitarios privados que practiquen abortos, contracepción y otros homicidios que atentan, no sólo contra el magisterio de la Iglesia sino contra los derechos humanos y el sentido común?

Pues eso es lo que nos diferencia a europeos y norteamericanos, tanto a electores como a elegidos. Se llama coherencia y se llama libertad.

Eulogio López

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