Desde que superó sus cuitas judiciales, Jean-Claude Trichet vive y reina. El presidente del Banco Central Europeo se plantó en Sevilla, en el Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos para advertir a los representantes de los trabajadores europeos de la imprescindible moderación salarial, base y raíz de una sana economía no inflacionaria.
No sin cierto mosqueo, los sindicalistas le respondieron que a lo mejor la moderación y su hermana putativa, la flexibilidad laboral, no constituían el Bálsamo de Fierabrás para todos los problemas de la economía europea y del mundo mundial
Porque claro, resulta que los salarios, no sólo en España, sino en toda Europa, están creciendo al 3% mientras los beneficios empresariales lo hacen al 20% y las plusvalías bursátiles al 30%. Justo en ese momento, insistir en la moderación salarial recuerda los viejos consejos del Fondo Monetario Internacional a países africanos con una esperanza de vida de 45 años para que suscriban fondos de jubilación privados. El mundo vive sobre un océano de liquidez, pero en el océano mandan los rentistas y los especuladores (¿o es una reiteración?)
Conste que los sindicatos no han protestado mucho, más que nada porque el presidente saliente de la propia CES, el español Cándido Méndez, es el sindicalista del siglo XXI, al que no le preocupan los salarios dignos, sino las subvenciones públicas y la protección de sus afiliados, la inmensa mayoría asalariados de grandes corporaciones, que no representan ni un 10% de la población laboral, porque dejan fuera a los autónomos y a las pymes.
A este tipo de sindicalistas, mayoritarios hoy, lo único que les importa es que se mantenga el despido imposible para su público, aunque el asunto se muestre radicalmente injusto con la mayoría de los trabajadores.
Pero en este ambiente lo de Trichet cuela: o reclamas moderación salarial o no eres moderno. Es decir, que la modernidad consiste en que los jóvenes no puedan –o se les ponga muy difícil- independizarse, ni formar un hogar, ni tener hijos.
Pero créanlo, es todo en defensa de una sana economía, en beneficio de los hijos que no tenemos. Trichet lo hace por nuestro bien.
Eulogio López