Ben Bernanke (en la imagen), el hombre de la Reserva Federal, ha dejado traspuestos a los especuladores de Wall Street. No les ha dicho si va a darle a la máquina de fabricar dinero, como lleva haciendo desde que fue nombrado y como lo mismo hizo su antecesor, el infumable Alan Greespan.
Para entendernos, que los bancos centrales sigan incrementando la masa monetaria es una mala noticia, la peor de todas, con una burbuja que ha sido la causa de la crisis financiera, la peor de la historia de Occidente. Ahora bien, estoy dispuesto a distinguir entre lo urgente y lo importante. Ahora es posible que haya que lanzar más dinero al océano de liquidez en el que vivimos, siempre que se trate de políticas transitorias. La teoría política aceptable es aquella en que los estados no gastan ni un euro más de lo que ingresan y la deuda pública sencillamente no existe.
En cualquier caso, lo que no es viable es la unión monetaria europea de ahora mismo: 17 países con una sola máquina de fabricar dinero pero donde algunos de esos países se financian al 7% y otros al 1%. Si hay una única soberanía monetaria, una sola moneda, una sola maquina, entonces tiene que haber un solo Tesoro público.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com.