Su primer discurso ante el Congreso no aportó ni una sola idea pero, eso sí, enardeció a los presentes hablando de tú a tú a cada norteamericano y prometiendo el renacimiento de América para una fecha no especificada pero seguramente próxima.
Cada pausa enfática, la cla situada justo detrás, el vicepresidente Biden y la presidenta del Congreso, insigne millonaria por el derecho a decidir, Nancy Pelosi, competían por ver quién era el primero en saltar de la silla, como con un resorte ubicado en salva sea la parte, para aplaudir con más entusiasmo.
Minutos antes, Obama había besado a su secretaria de Estado con el mismo entusiasmo que lo haría con un alacrán. Sencillamente chulesco.
Y demagogo, es decir, mentiroso. El grueso del dinero de su plan económico va a ir a sanear bancos, en mayor aportación que George Bush. Para educación y sanidad quedan minucias, así como para reducir la fiscalidad de la gente. Estamos ante un progre especulador.
Un progre que acabará destrozado a los Estados Unidos convirtiéndolos a la progresía. Durante la pasada ceremonia de entrega de los Oscar, la actriz Ashley Judd aseguraba que había que parar a Sarah Palin, quien fomenta la caza del lobo en Alaska. Pobres lobitos. Es la misma actriz majadera partidaria del aborto, porque a los bebés sí se les puede aniquilar, a los lobitos no.
A nada teme más el progre que a un hombre, o uns mujer, coherentes con sus principios. Palin lo es y por ello, a pesar de haber perdido las elecciones, a pesar de estar recluida cerca del Polo Norte, Obama no la soporta y lanza contra ella toda la flota mediática y la estulticia de Hollywood, que no es poca.
Con los lobos de Alaska y las barbaridades de Obama en Washington, los antigringos están de enhorabuena. Obama conseguirá que su decadencia resulte aún más acelerada que la de Europa. Su demagogia es capaz de eso y de mucho más
Eulogio López
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