El Gobierno argentino, presidido por Cristina Fernández de Kirchner, se empeña en enviar como embajador ante la Santa Sede a Alberto Iribarne. Los rumores en el país apuntan hacia una posible denegación del plácet. En cualquier caso, los abogados católicos del país se oponen a que la representación argentina corra a cargo del responsable de uno de los planes políticos más anticatólicos de los últimos tiempos.