La política proabortista del Gobierno del PSOE, con la reforma que lo convirtió en un derecho, que discriminó a los padres en el proceso y que desatendió a las mujeres, degeneró en una tragedia grabada en las cifras sobre interrupción de embarazos.
Se practicaron 118.359 abortos en 2011, lo que supone 5.328 más (4,7%) que el año anterior.
El relativismo moral de los grupos que propusieron y aprobaron la Ley redujo a la nada el derecho a la vida del no nacido sin atender a las consecuencias. Creo que urge, es necesario, acabar con una regulación que ha alentado una realidad desoladora.
Jesús Martínez Madrid