El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, asegura estar harto de los españoles.

Coincido con él: yo también confieso estar harto de los alemanes.

Días atrás, en el programa Entre Hoy y mañana, de Canal 13 TV, alguien manifestaba una preocupación muy socorrida en los medios, de que los alemanes podrían salir del euro. ¿A que no?

Los alemanes han resultado los más favorecidos con el euro. Han impuesto sus normas, han aumentado su cuota comercial en Europa, con ello han creado puestos de trabajo en Alemania mientras otros creaban paro.

El sueldo alemán medio es un 80% superior al español pero tanto alemanes como españoles se ven sometidos al mismo control fiscal. Para España, por ejemplo, la entrada en el euro ha resultado un desastre: no se han homologado los salarios pero sí los precios y los españoles, de los que tan harto está el señor Schäuble, se han apretado el cinturón más que los alemanes. De postre, los germanos se han forrado invirtiendo sus ahorros sobrantes en deuda española, que ofrece más rentabilidad que la teutona.

Ocurre que, al llegar la crisis de la deuda, el Gobierno alemán se ha visto obligado a salvar, no a los griegos, sino a los inversores alemanes -especialmente a sus bancos- que han comprado deuda griega porque era más rentable, a costa de llevar a los griegos a la ruina y obligarles a apretarse el cinturón a todos, a los que tenían capacidad inversora y a los que no, éstos últimos mayoría.

Ahora han hecho lo mismo con España pero se han dado cuenta de que España es mucho más grande que Grecia y que se han pasado dos pueblos intentando recular y se niegan a aumentar el fondo para rescates.

Este es el punto en el que estoy de acuerdo con el Gobierno Merkel. En efecto, no hay que rescatar ni a Portugal ni a España. Si la deuda española o portuguesa cae, que caiga.   

Mire usted, señor Schäuble, en efecto, no hay que salvar a ningún rico con dinero de todos. Pero mucho menos hay que exigir más esfuerzos a los menos favorecidos. Y si quiere marcharse del euro, le tenderemos un puente de plata.

No se apuren: no va a suceder.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com