Por lo demás, la remodelación del BBVA se ha hecho siguiendo un principio muy claro: los ex BBVA se dedicarán a ganar dinero y los argentarias controlarán a los BBVA. Los procedentes del antiguo banco vasco tendrá más responsabilidad, mientras que los antiguos argentarias tendrán más poder.
Los tres mosqueteros son BBV (es más, son BB): Julio López, un tipo trabajador aunque no un portento de oratoria, sigue en banca comercial. Vitalino Nafría, natural de Bilbao, ha conseguido regresar a España desde su puesto en México... pero sólo para ocuparse, desde Madrid, de toda Iberoamérica. Por último, José María Abril, responsable de banca al por mayor, concepto genérico que incluye fondos, corporativa, etc. Pero, ojo, porque José María ya tiene 50 años de edad. Es decir que es un auténtico anciano.
A esos tres mosqueteros del consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri, hay que enfrentar las unidades que antes se calificaban como no operativas: Riesgos, recursos humanos y la dirección Financiera quedan en manos de tres argentarias más o menos jóvenes: Manuel Menéndez, Ángel Cano y Manuel González Cid. Atención a éste último, porque llevará el grupo industrial, del que luego hablaremos.
Naturalmente, las dos piezas claves (equipo jurídico y Prensa) permanecen en manos de José Maldonado y Javier Ayuso. Conclusión: FG no tiene motivo alguno para esperar el menor conato de rebelión contra su mando.