Los consejeros ejecutivos de las empresas cotizadas -informa Expansión- cobran una media de 279.300 euros anuales. ¿Es mucho? Es muchísimo, porque no deberían cobrar ni un euro. Aunque sean ejecutivos, claro está. Y éstos deben cobrar lo que digan sus accionistas, que son los propietarios.

Un administrador no trabaja: su función consiste en vigilar al que trabaja que es el ejecutivo y el consejero delegado, principalmente. Si tiene acciones cobrar, como cualquier otro accionista, el dividendo que le corresponde.

Es una norma lógica, natural, primaria. Pero como llevamos demasiado tiempo alejados de la lógica, nos parece aberrante.

Luis Valls impuso este sistema en el Popular y Ángel Ron, hasta donde sé, lo ha mantenido. MAPFRE es otra empresa donde los consejeros cobran tradicionalmente unas dietas ligeras. En Acerinox, Victoriano Muñoz, fue por la misma senda, aunque me temo que las cosas han cambiado mucho desde entonces.

¿Y si nadie quiere ser consejero? Pues mire usted, a lo mejor los accionistas minoritarios sí que quieren perder su tiempo para proteger sus intereses y los de sus pares. A fin de cuentas, quien manda en una empresa es el propietario. ¿O no?

Eulogio López

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