La guerra sigue. El decretazo de Blanco no sólo recorta el suelo de los controladores, sino que los militariza: deben estar disponibles 24 horas al día y 365 días al año. Y eso ha generado un estrés en la plantilla fenomenal. Además, los incidentes se han multiplicado de manera exponencial, como ya hemos informado. Así que lo normal es que la plantilla esté tensa y sufra de estrés. Quizás también se abusa de la medida, pero que el ambiente laboral es lamentable, es lamentable.
Blanco aprieta. Sabe que las relaciones entre los controladores están dañadas y que el enfrentamiento entre ellos es cada vez mayor. Pero en esta guerra el único perjudicado es el pasajero. En el Mediterráneo se han multiplicado los retrasos. Lo peor que podía pasar en plena temporada.
Ahora dice Blanco que llevará el exceso de bajas de los controladores a la Seguridad Social e incluso a la Fiscalía. Para que investigue si existe una huelga encubierta. No la hay. Lo que sí que hay es un enrarecimiento de las relaciones laborales estupendo. Y la única responsabilidad es de Blanco que ha apretado las tuercas demasiado innecesariamente.