Alex de la Iglesia regresa al cine con una producción de poderosa factura visual pero de poca chicha argumental. 

Un estudiante norteamericano, recién llegado a Oxford para realizar su doctorado, descubre el cuerpo sin vida de su casera quien, en su juventud, formó parte del equipo que descifró el Código Enigma de la Segunda Guerra Mundial. Ese será el primero de una serie de asesinatos que son anunciados previamente a un polémico profesor de lógica. El estudiante y el profesor utilizarán códigos matemáticos para intentar encontrar al asesino que está detrás de esa serie de muertes.

Basada en el libro "Los crímenes de Oxford", de Guillermo Martínez, Alex de la Iglesia ha errado tanto en la dirección de actores (la mayoría actúan totalmente demenciados) como en desarrollo de la trama. Esta  cuenta con secuencias totalmente fuera de lugar (que alguien me explique qué sentido tiene la escena pseudo porno de los spaghetti).

Aunque algunos hayan afirmado que es la obra menos personal de Alex de la Iglesia, su estilo habitual, rayano en lo esperpéntico, aparece continuamente en Los crímenes de Oxford.

Una última puntualización: el casting realizado para esta película es inadecuado. Ningún espectador puede creerse que el inexpresivo personaje interpretado por Elijah Wood despierte pasiones,  a primera vista, en dos mujeres como Leonor Watling y Julie Cox porque  ambas poseen un físico mucho más adulto: parecen su madre.

Para: Los que no hayan leído el libro y no se quieran llevar una sorpresa