El Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC) le ha dado la razón a AESIP, la asociación que agrupa a las empresas dedicadas a hacer resúmenes de prensa, y se la ha quitado, contra todo pronóstico, a Gedeprensa, la asociación formada por los grandes editores (Polanco, Bergareche, Castellanos, Pedro J. Ramírez, etc.), que pretendían imponer un canon por derecho de cita a esos resúmenes.

 

Para cifrar la cuestión, digamos que todas las pymes agrupadas en AESIP, a quien los grandes multimedias califican de "piratas", facturan en España unos 12 millones de euros al año. Sin embargo, a costa del canon, los grandes editores, según sus propios cálculos, querían crear un mercado que superaría los 100 millones de euros anuales. ¿De qué manera? Pues, expulsando del mercado a los pequeños y cobrando más al consumidor final: instituciones públicas, empresas, etc.

 

Pues bien, la prensa española del viernes 14 ha sido un bramido contra la decisión del TDC, hasta poner en solfa la propia institución. En el comunicado de Gedeprensa, se acusa al TDC de que no es el órgano adecuado para dictaminar sobre la legalidad del derecho de cita. Entonces, ¿por qué acudieron al TDC? También se acusa a AESIP de interferir en la causa, cuando lo cierto es que han sido los grandes editores, por dos veces, quienes utilizaron el truco (tanto en el escrito de Proposición como en el resumen de Pruebas) de solicitar prórroga (que se les concedió) cuando la parte contraria ya había aportado sus razones. En otras palabras, que han jugado con ventaja. 

 

El diario Expansión ha sido el más montaraz de todos a la hora de arremeter contra lo que considera piratería informática, ocultando que su sociedad editora, ni ninguna otra, no posee ni el 50% de derechos de autor que pretende vender; ocultando, asimismo, que los verdaderos depositarios de los derechos de autor en la información de actualidad son los periodistas, no los editores, y ocultando, en fin, que los hacedores de resúmenes de prensa hacen algo más que copiar y pegar: realizan un trabajo creativo.

 

Se queja Expansión de que en el mundo discográfico, literario, cinematográfico, y hasta en la reprografía, existen cánones e intermediaros de derechos de autor, mientras que a los editores de prensa no se lo permiten. Muy cierto, de hecho existen demasiados intermediaros en esta selva de espabilados en la que se ha convertido los derechos de autor.

 

Y muy buena la alusión de algunos medios digitales "que no son objeto de la actividad de Gedeprensa". En efecto, Hispanidad, y otros periódicos y confidenciales de la Red, no se dedican a los resúmenes de prensa: no copian a los medios tradicionales (ellos, sin embargo, no dejan de copiar, con el menor descaro, sin pagar y sin citar), sino a los confidenciales de la Red. Sin embargo, sí nos sentimos concernidos por la resolución del TDC. Al final, lo que pretenden los grandes editores no es otra cosa que el oligopolio: conseguir que todo el flujo informativo circule por sus propios medios, poseer ellos el control. Por eso, insistimos, les fastidian tanto la prensa gratuita (un nuevo comensal en el banquete) como la prensa electrónica, a la que no pueden controlar de ningún modo, justo allí donde los grandes editores han fracasado: en Internet.