Es la madre de todas las reformas: la del sector público: reducir el papel del sector público

FG, Luis del Rivero y Falcones, los más duros. Fainé recuerda que las cajas están en beneficios y que el Gobierno debe ser más trasparente. Para Navidad conocer el agujero real del Estado y del sector bancario. La sombra del desprestigio presidencial no cesa. Continúa el todos contra ZP (sobre todo en el PSOE).

La reunión comenzó con una breve introducción del presidente: habló de las dificultades en los mercados pero también de las fortalezas de nuestra economía. Como ejemplo de fortaleza citó a las empresas allí presentes y luego se lanzó en plancha a la propaganda: según él jefe del Ejecutivo, España ya está saliendo de la crisis, afirmación que provocó sonoros silencios en la audiencia.

Luego comenzó el turno de intervenciones. Al presidente le flanqueaban los dos vicepresidentes Rubalcaba y Salgado-, y a éstos les rodeaban César Alierta y Emilio Botín, las dos empresas más capitalizadas. Sin embargo, el primero en hablar, a petición de ZP, fue Isidro Fainé, presidente de La Caixa y de la CECA, ubicado en un modesto lugar del rectángulo.

Fainé defendió a las cajas de ahorros a día de hoy, una heroicidad-, recordando a los presentes que todas ellas acabarán en beneficios el actual ejercicio y que sólo se han empleado 11.000 de los 90.000 millones de euros previsto en el fondo de rescate FROB.

También abroncó al Gobierno y le pidió más trasparencia: que hablara más y que resaltara los éxitos, por ejemplo, en objetivos de déficit (conseguido gracias a la subida de impuestos).

Al final, los presentes perdieron el miedo escénico y tomaron la palabra 25 de los 37 patronos presentes. Tomó la palabra Emilio Botín y comenzó el rosario de intervenciones. Suave el presidente del Santander, mientras los tres más duros con la situación de España y con el propio Ejecutivo fueron el presidente del BBVA, Francisco González, el de Sacyr, Luis del Rivero y el de FCC, Baldomero Flacones. Los tres coincidieron en lo que sería la nota dominante de las críticas de los grandes empresarios al Ejecutivo: hay que realizar la reforma de las reformas: la del sector público. En otras palabras, reducir el tamaño del Estado, tanto en la Administración central como en la autonómica y municipal: menos funcionarios y menos subvenciones, e incluso más presión fiscal, aseguraban los presentes. Paradoja: ZP era más financista, más preocupados por rescates y deuda pública, que los empresarios, que pedían al Estado que sea más austero y pague sus deudas, como hacen familias y empresas.   

A todo ello, el presidente, en uno de sus discursos típicos, pidió confianza en la economía española, una crítica al Partido Popular aunque sin citarlo. Las reformas, según él, se llevarán a efecto, aunque no precisó ni el tiempo ni la intensidad. Y, desde luego, pasó de puntillas por la madre de todas las reformas: el sector púbico.

Y dos promesas sobre transparencia, uno de los conceptos más repetido en la reunión: antes de fin de año se explicará el agujero real del Estado y el agujero real de la banca (sobre todo la actualización del valor de los inmuebles en cartera). Al parecer, no está suficientemente explicado.

En el fondo, lo que le están pidiendo los empresarios es terminar con la corrupción legal, es decir, con todos los paniaguados que pululan alrededor de las instituciones públicas. 

En cualquier caso, buen rollito que dicen los adolescentes. Y no ha estado mal la reunión-foto, pero sólo resultará útil si se afronta la mayor de todas las reformas: la institucional: menos funcionarios y menos subvenciones y prestaciones públicas innecesarias.

La filosofía de fondo debería ser ésta: a los únicos que debe ayudar al Estado con dinero público es a las familias y a los pequeños empresarios, no a los bancos ni a los mercados financieros.

Pero el significado de la reunión  no se entiende sin seguir de cerca el desprestigio de la propia figura del presidente del Gobierno, no sólo entre los ciudadanos sino en el propio PSOE. Días atrás, en una reunión con periodistas de probada fe socialista, el titular de Fomento José Blanco, advertía de que en la primavera debería tomarse una decisión sobre elecciones anticipadas o sobre lo que reclama Felipe González. Un cambio de presidente sin elecciones, sea a favor de Rubalcaba o de cualquier otro tapado. 

Pero ZP es cazurro: sólo se irá si le echan, Lo demás poco le importa. En cualquier caso, la foto con los empresarios ha resultado interesante.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com