El traslado a tierra de tres de los tripulantes del Alakrana pone más difíciles las cosas. La estrategia del agotamiento sólo ha conseguido mermar la moral de los marineros. Los piratas se ven con fuerza para seguir presionando al Gobierno. Ahora es difícil un abordaje, como sugería en Atenea el Almirante Tafalla, ya que parte de los secuestrados no se encuentra en el barco y sus vidas correrían peligro.
La esposa de uno de los marineros del Alakrana denuncia amenazas del Gobierno, de quien dice que miente y miente mucho. No es que el Ejecutivo mantenga el secreto, sino que esperaba que el problema se resolviera solito. Por eso pide tranquilidad y confianza, justo lo que los familiares ya no tienen.
El Ejecutivo Zapatero actúa con debilidad frente a piratas y terroristas, esperando que las negociaciones acaben por resolver lo que en este caso es un asunto de dinero. ¿Qué pasaría si en lugar de ser español el Alakrana fuera francés o estadounidense?