La cantante estadounidense Beyoncé es la famosa, de menos de 30 años, mejor pagada del mundo, con 87 millones de dólares.

A gran distancia se sitúa el piloto de Fórmula1, el finlandés Kimi Raikkonen, con un total de 45 millones. Le sigue LeBron James, nacido en Akron, Ohio y jugador de la NBA, está en los 40 millones de dólares. También la cantante estadounidense Britney Spears ganó 35 millones, según un estudio de la revista Forbes. Asimismo el caché publicitario del brasileño Ronaldinho está en los 47 millones de euros; el segundo, el inglés David Beckham, con 44 millones; con 17 millones se encuentra la actriz estadounidense Nicole Kidman y Catherine Zeta-Jones, nacida en Gales, tiene un caché de 16 millones de euros.

También Michael Phelps, nacido en Baltimore, (Meryland EE,UU), se ha trocado en el bañista más célebre y en uno de los famosos más acosado por los grandes anunciantes. Los duchos en marketing tasan su caché en unos 30 millones de dólares anuales.

Por otra parte, la tenista sajona Naomi Broady, ha sido expulsada de la Federación Inglesa de Tenis por ser la prescriptora de la campaña publicitaria de una marca de preservativos.

Asimismo presta su imagen, el tenista suizo Roger Federer, a una marca de cronómetros; el brasileño Cristiano Ronaldo cede su imagen a una entidad financiera y a un fabricante de zapatillas deportivas. El actor Irlandés-estadounidense, Patrick Dempsey, también será el protagonista de los productos de una multinacional de cosmética y la canadiense Linda Evangelista, seguirá siendo la embajadora de una marca internacional de productos de belleza.  

La idea publicitaria es clara. Se trata de unir popularidad y el éxito de un personaje famoso al producto que se anuncia. Se espera que el público identifique la notoriedad del popular con el producto anunciado.

Pero es muy importante tener en cuenta que cuando el comportamiento privado de un popular es incorrecto, cuando su ética y moral quedan en entredicho, su imagen queda dañada.

Cuando la mala publicidad entra con descaro en la intimidad de la persona para cautivar los sentidos y las bajas inclinaciones de quienes visionan esas imágenes, se está degradando el producto anunciado.

Clemente Ferrer Roselló

clementeferrer@yahoo.es