La venta del grupo de telecomunicaciones AUNA (12.800 millones de euros en total, de los cuales 2.200 millones corresponden al cable, ahora en poder de fondos de capital-riesgo, y el resto a Amena, que ha acabado en manos de France Telecom) pasará a la historia como el ejemplo de cómo no se deben hacer las cosas, al menos si se quiere salvaguardar una serie de principios éticos.
Cuando todavía no se han firmado los papeles definitivos de la venta, y tras las presiones de los nuevos propietarios, el consejo de AUNA considera que sobra un total del 15% de la plantilla, unos 650 trabajadores.
Ahora bien, el bonus de fidelización firmado en 2004 y que vence en 2006 especifica que siempre que se cumplan las previsiones y si antes del vencimiento del acuerdo se produjera un cambio en la propiedad, los 70 directivos de AUNA se repartirían 30 millones de euros. Ambas condiciones se dan ahora mismo.
No sólo eso. La entrada de France Telecom en Amena supondrá la salida, casi asegurada de los máximos ejecutivos de la compañía. Entre ellos, el consejero delegado, Joan David Grimá (cobra su salario del banco, pero tiene asegurado un generoso bonus anual de AUNA). Entre ellos, Belarmino García, Nicolás Merigó, Antonio Hernández, García Manso, Marina del Pozo, etc. Fuentes de los accionistas elevan hasta los 50 millones de euros el bonus de venta que podrá repartirse esta decena de superejecutivos, y entre ellos habría que contar al presidente, Luis Alberto Salazar-Simpson, consejero del Santander, cuñado de Rodrigo Rato y hombre que, aunque no abandone la compañía, cobraría en concepto de bonus de venta.
Los que no son jefes eso es otra cosa. Antes de firmare los papeles definitivos de venta, resulta que el propio consejo de AUNA, por mandato de los nuevos socios -los fondos especulativos que controlan ONO y France Telecom- ya han hecho sus cuentas: sobra un 15% de la plantilla, unos 650 trabajadores. Y AUNA es una empresa joven, así que las indemnizaciones no tienen por qué resultar demasiado elevadas.
Ahora bien, por qué hay que indemnizar a un directivo para que se vaya cuando se produce un cambio de propiedad. Esta es la pregunta de manual deontológico.
Por cierto, que en los alrededores de toda operación surgen los muy necesarios intermediaros asesores: bancos de inversión, despachos de bogados, etc. Pues bien, los accionistas de AUNA, especialmente SCH, Endesa y Fenosa, contrataron a Jorge Calvet, el Bufete Garrigues y Merrill Lynch, principalmente. La broma salió por más de 15 millones de euros, sólo en ese tramo.
Por otra parte, la nueva ONO, actual monopolio del cable en España, ultima el fichaje de Joaquín Coronado como primer ejecutivo, con el cargo de consejero director general- Coronado procede de Hidrocantábrico y el grupo EDP, y su sueldo en ONO será de 380.000 euros más extra. Lo tiene difícil, dado que expandir el cable en España es costoso, y sus nuevos propietarios, los fondos de capital riesgo, exigen rentabilidad a corto plazo. Para ser exactos, en un periodo no superior a los 3 años, lo que situará a Coronado en la eterna alternativa entre inversión a largo plazo y rentabilidad a corto.