Insisto: para saber qué piensa la clase dirigente tienes que acudir a la prensa de pago, y ahí puedes descubrir la refrescante noticia de que la clase dirigente no piensa ni bien ni mal. Ahora bien, para saber lo que ocurre en el mundo debes acudir a Internet y a la prensa gratuita. Y –conste en acta- nadie te promete optimismo, aunque sí asombrosas paradojas.
Ejemplo, diario 20 minutos edición madrileña, martes 20 de febrero. Debate de altura –es decir, poca altura y ningún debate- sobre el miserable, pusilánime, canalla, malnacido, carne de horca, gusano infecto… que tiró a tres gatitos –cachorros de gato, por si alguien no había caído- desde la ventana de un coche en marcha. La asociación El Refugio, que vela por el bienestar de todos los animales, con exclusión del hombre, ha conseguido rescatar a uno de ellos, mientras los otros dos, pobriños, saborean su libertad con ganas, y pronuncian lo del jefe gato-mafioso de aquella deliciosa película titulada Como perros y gatos: "Me cao en tó lo que se menea".
Pues bien, todos los comunicantes aplauden a la asociación El Refugio, que ha albergado al gatito. El periódico que lidera el veterano periodista de El País, hoy empresario, José Antonio Martínez Soler, nos advierte que el repugnante asesino de gatitos será sometido a juicio sumarísimo en el Juzgado núm. 1 de Alcorcón, para que aprenda. Lucinda asegura que el juzgado debería "estar en la cárcel", aunque, progresismo no obliga. No pide para él la pena de muerte, que es lo que pensamos todos que se merece. Lástima de abolición. María Libertad, otro nombre progresista, llama nuestra atención sobre la carita del gatito: ¿Cómo alguien puede tener el corazón tan frío para abandonar a una criatura así?
Ana, al igual que Apapucio, anima a denunciar estos casos, es decir, anima la delación, que es producto clásico pero avalado por el progresismo según los casos. Nuria Querol y Viñas va más allá y habla de la "bondad de los testigos", "ciudadanos compasivos dispuestos a ayudar a las víctimas de la crueldad humana". Interesante apreciación: el hombre es cruel, el animal no. Una gran verdad, como lo es que sólo el hombre puede compadecerse, el animal no.
Pero la medalla de oro se la lleva Pepe: "Rechazo cualquier tipo de violencia contra un ser vivo". Y lo de Vicky, la pobre no puede entender el "maltrato a un ser vivo, sea persona o animal". Los vegetales y las cosas quedan excluidos de su tutela, pero los semovientes… todos ellos.
Y esto es bello e instructivo. Hablo de la misma región, Madrid, que figura a la cabeza de los abortos en España, en cifras absolutas y relativas: 17.425 abortos se perpetraron en 2005 –últimas cifras oficiales- en el distrito federal español, más de 90.000 ese mismo año en España. Pero, miren por donde, ni a Martínez Soler ni a Arsenio Escolar, director de 20 Minutos y presidente de los editores de prensa, no se les ha ocurrido hacer una campaña sobre 17.425 niños abortados y sí sobre tres gatitos. No se me ocurre cuál puede ser la razón.
O sea, que somos asesinos sí, pero asesinos blanditos, progresistas, por supuesto, pero blanditos. Nos preocupan los gatitos pero no los cachorros humanos que son, precisamente, los animales más desvalidos de todos cuantos pululan por el planeta, los que mas necesitan del cuidado de sus padres, cuidados que, vaya usted a saber por qué, no les proporcionan en Dator, Ginemedex o Isadora.
Y 20 Minutos no me lo denuncia, ni existen denunciantes-delatores, ni refugios. Hombre eso sí, a los fetitos no les tiramos por la ventana del coche, que es una cochinada, sino que los trituramos con un aspirador y luego los utilizamos para hacer cosméticos. Los cosméticos de gato a lo mejor tienen pelos.
Eulogio López