Como ellos mismos son los encargados de matrimoniar, habrá que creerles. Lo cierto es que en el Seminario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo que se celebra en Santander, dedicado a Basilea II (conjunto de normas sobre capital que deberán cumplir los bancos de casi todo el mundo a partir de 2006) dos representantes de dos grandes instituciones bancarias han incidido en la misma idea con la que el presidente del BBVA, Francisco González, iniciara el turno de intervenciones: tanto Carlos Martínez de Campos, presidente de Barclays Bank en España, como Ramiro Mato, primer ejecutivo de BNP-Paribas en nuestro país, consideran que Bruselas II favorecerá las fusiones entre grandes grupos, por las mayores exigencias de capital que exigirá para determinadas operaciones.

 

De distinta opinión fue César González-Bueno, máximo responsable del famoso ING-Direct, el banco naranja. También él representa a una gran institución (con la que FG siempre ha querido fusionarse) pero hay que reconocer que el banco holandés en España es otra cosa: un banco electrónico que ofrece altas rentabilidades a cambio de ofrecer menos servicios y de aprovecharse de una "fisura" en el sistema bancario español (en otras palabras, en las comisiones por transferencias).  En Holanda y en medio mundo, ING es una gran banco, clásico y de negocio universal. Sin embargo, González-Bueno sabe que su estilo de banca sin oficinas es un éxito pero no se podría generalizar.

 

Tanto Martínez de Campos como Mato representan a dos grandes instituciones europeas, el banco líder de Francia y uno de los tradicionales "grandes" del Reino Unido, ahora un tanto venido a menos. Además, las palabras de Martínez de Campos, que en sus ratos libres preside la empresa de seguridad Prosegur, coinciden con la noticia de que el HSBC, el segundo banco más capitalizado del mundo tras el City, y uno de los grandes aspirantes a operador mundial, ha adquirido el 20% del quinto banco chino, (como es chino, se le conoce por su nombre en inglés, el Bank of Communications).

 

La verdad es que las fusiones sólo se justifican por el deseo de medrar de los ejecutivos de una empresa, pero lo cierto es que Basilea II representa una ocasión como cualquier otra para forzar a los Gobiernos europeos a perder soberanía bancaria y permitir las fusiones transnacionales (entre bancos de distinta nacionalidad). Incluso ya hay quien habla de un reparto europeo: un gran banco alemán paneuropeo, un gran banco francés paneuropeo, etc, etc. A España debería tocarle uno... que no dos.