Según un informe de Manos Unidas, la gazuza en todo el orbe alcanza un récord histórico con más de 1.020 millones de mortales que están en la más absoluta indigencia.

 

El aumento del hambre viene facilitado por la crisis económica global, que ha provocado una mengua de los ingresos y un aumento del desempleo. De este modo ha disminuido el acceso de los indigentes a la pitanza.

Casi toda la población escuálida de la tierra coexiste en pueblos en vía de desarrollo. En Asia y en Pacífico se prevé que más de 600 millones de mortales padecen hambre crónica, 260 millones en África subsahariana, 50 millones en Hispanoamérica y el Caribe, 40 millones en África del Norte y Oriente Medio.

Según el director general de la FAO, Jacques Diouf: una mezcla explosiva de desaceleración económica mundial y precio de los alimentos que se empeñan en permanecer altos en muchos países, ha empujado a unos 100 millones más al hambre y la pobreza. Esta crisis silenciosa del hambre que afecta a uno de cada seis humanos supone un serio riesgo para la paz y la seguridad mundiales. Necesitamos crear con urgencia un amplio consenso para la erradicación rápida y completa del hambre en el mundo. Los países pobres, explica el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación necesitan las herramientas de desarrollo, económicas y políticas necesarias para impulsar su producción agrícola y su productividad. Es necesario incrementar la inversión en agricultura,  ya que en la mayoría de los países pobres un sector agrícola saludable es clave para vencer el hambre y la pobreza y supone un requisito previo para el crecimiento económica.

El hambre se agrandó implacablemente durante la última década, un dato alarmante. El número de famélicos se aumentó en todas la regiones del universo. Para los próximos años se espera que el número de muertos como consecuencia de la hambruna se acreciente cerca de un 10%, según las investigaciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

Lo que sobra a los opulentos es patrimonio de los indigentes.

Clemente Ferrer

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