Altadis ya advirtió el pasado verano que la Ley Antitabaco produciría una reducción del consumo que repercutiría negativamente sobre las ventas. El Gobierno parecía saberlo, ya que la vicepresidenta de Economía añadió a esta ley una subida de impuestos que daba la puntilla al sector pero anunciando que el principal motivo era sanitario.
Tres meses después del endurecimiento de la Ley Antitabaco, sabemos que en enero la venta de cigarrillos cayó un 34%, por lo que Imperial Tobaco advierte que le resulta difícil mantener la estructura de la compañía: no hay decisión sobre cierres de fábricas o despidos, pero esa es la advertencia de fondo.
Altadis cuenta con cuatro fábricas: una de cigarrillos en Logroño, una planta de cigarros en Cantabria y otras dos factorías en Palazuelo (Cáceres) y Cádiz. De ellas dependen 1.500 trabajadores, a los que se deben añadir los 6.000 empleados de Logista, la distribuidora de Altadis ahora también dependiente de Imperial Tobaco.
Mariano Tomás
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