La factoría Pixar Animation Studios, responsable de los últimos éxitos de cine de animación por ordenador, vuelve a la carga con Los Increíbles. Se trata de una divertida parodia alrededor del cine de superhéroes, que tanto prolifera en las pantallas. Pero, además, y esto es lo más interesante, su trama encierra una buena radiografía de la familia y las cualidades que suelen poseer cada uno de sus miembros. Así, Los Parr son, aparentemente, una familia normal. Nadie conoce  la verdadera identidad del matrimonio (dos antiguos superhéroes) y que sus dos hijos mayores han heredado algunas facultades extraordinarias. El padre (en realidad, Mr. Increíble) tiene una gran fuerza física, la madre (la antigua "Elastigirl") es, como toda progenitora, capaz de llegar a todo gracias a su elasticidad. La hija mayor, una adolescente, cuenta entre sus poderes con la facultad de desaparecer, algo por lo que firmarían muchos vástagos en la edad crítica. Sin embargo, su hermano de 10 años tiene como cualidad predominante el moverse a una gran velocidad, algo habitual en los niños inquietos de esa edad. Finalmente, el bebé de la familia disfruta con el status de ser el pequeño de la casa y no necesita poseer "aparentemente" ninguna característica especial para ser el centro de atención.

Esta encantadora familia tendrá que vérselas con un malvado que, como suele ser usual, quiere hacerse dueño del mundo.

 

Los Increíbles, sin ser tan original argumentalmente como Toy Story y Monstruos SA, es tremendamente divertida. A este respecto, cabe señalar, como uno de los más cómicos, el personaje de la diseñadora de trajes (inspirada en la actriz de corta estatura Linda Hunt), en España magníficamente doblada por la veterana actriz Emma Penella.

 

Un último dato, Brad Bird fue el director de El gigante de hierro, una de las mejores películas de dibujos animados de la historia del cine.

  

Sin duda, Los Increíbles es una magnífica opción de cine familiar para estas Navidades.