He repetido hasta demasiado que la información veraz circula por canales marginales, porque los grandes conglomerados periodísticos, tan pomposos ellos, tienen demasiados compromisos, demasiadas servidumbres con el Sistema de Poder, del que forman parte. Pues bien, constato que con las grandes firmas editoriales, ocurre algo similar. Por ejemplo, la pequeña firma Libros Libres, obra del periodista Alex Rosal, está publicando verdaderas joyas de las que pienso hacerles la más descarada de las publicidades: Ya he citado la obra de Sánchez Galera, Los complejos históricos de los Españoles. Hacía tiempo que no leía un ensayo a la vieja usanza: es decir no una divagación sino una serie de tesis apoyadas mitad en datos, mitad en argumentos, tan pertinentes y actuales, los unos como los otros. Y Ahora me encuentro, también de Libros Libres, en concreto de su colección Voz de Papel (eufónico nombre a fe mía) otra maravilla: Barioná, el hijo del trueno, una obra de teatro sobre la Navidad obra del existencialista Jean-Paul Sartre, que el profesor José Ángel Agejas ha rescatado del olvido.

Sí, el ateísimo Sartre (ateo, como debe ser, no la vulgaridad del agnosticismo) ha hecho una obra fundamental sobre la Navidad y los Reyes Magos que sus biógrafos han tratado de ocultar lo más posible para no estropear la imagen del pensador francés. Ya se sabe que toda imagen no deja de ser un secuestro a cambio del cual se pide el rescate de la propaganda, rescate que se cobra siempre sin liberar a la víctima.

He leído Barioná en un pis-pas, justo cuando me entero de que los concejales de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Madrid se sienten molestos por participar en la Cabalgata de los Reyes Magos. Ellos, entiéndanlo, son gente laica, y por eso gozan con el plasta de Papa Noel pero no con personajes históricos como son Sus Majestades de Oriente. La verdad es que lo hacen con tanta desgana que lo mejor sería eso, que no participaran, o al menos que tuvieran una idea original. Por ejemplo, la de aquel comunista italiano de Giovanni Guareschi, que convence a sus hijos de que los regalos no los trae Santa Lucía, sino José Stalin, a quien el chaval debía dirigir la carta petitoria. Por ejemplo, doña Trinidad Jiménez, su aliada socialista, podía haber solicitado a los niños madrileños que dirijan su carta a Rodríguez Zapatero, solicitando un ansia infinita de paz y mucho diálogo.

Al parecer, Sartre era un modelo intelectual para la progresía actual, pero no un modelo a imitar. Sartre enfrenta a Barioná con Baltasar:

Barioná: El Mesías no ha venido y, qué queréis que os diga, no vendrá nunca. Este mundo es una caída interminable, lo sabéis bien... He blindado mi corazón con una triple cortaza: contra los dioses, contra los hombres y contra el mundo. No pediré compasión ni diré gracias. No doblaré mi rodilla delante de nadie, pondré mi dignidad en mi odio... Quiero llevarme contra el cielo como una columna de injusticia, moriré sólo e irreconciliable y quiero que mi alma suba hasta las estrellas como un gran clamor de metales: el clamor de la ira... la dignidad del hombre está en su desesperanza... No oirás, Dios de los judíos, una sola queja de mi boca. Quiero vivir mucho tiempo, abandonado sobre esta roca estéril: yo, que nunca pedí nacer, yo quiero ser tu remordimiento.

Responde Sartre, la furia del Hijo del Trueno, por boca del Mago Baltasar (aprovecho para comunicar a todos los electores que es el mío, el negro): Veo en tu cara que has sufrido, pero también veo que te has complacido en tu dolor...

Luego le acusa de que pretende dar a su pueblo el presente desorientado de la bestia. Porque esa es tu desesperanza: rumiar el instante fugaz, mirarte el ombligo con una mirada rencorosa y estúpida....

Por cierto, ¿saben de qué están hablando, cuál es la decisión de Barioná ante la imposición romana de mayores impuestos? Pues es tremendamente progresista, es decir, desesperanzada: consiste en cumplir el precepto romano y al mismo tiempo prohibir a los habitantes del pueblo que dirigen tener hijos, con el objetivo final de que Roma no pueda sacar jamás un denario más de ellos. A continuación: sentarse a la puerta y esperar la muerte. Ya saben: para fastidiar al zapatero antipático hay que cortarse los pies.

Y luego dirán que los Reyes Magos son figuras del pasado.

 

Eulogio López