El matrimonio formado por Cristina Fernández, actual presidenta de Argentina, y Néstor Kirchner, se preparan para su salida de la Casa Rosada. Quiere una beautiful people a su medida, empresarios afines a los que haber regalado empresas aprovechando su influencia en el poder -y a costa de extorsionar a compañías extranjeras presentes en el país-.
Así lo están haciendo con los Eskenazi y Repsol, y ahora le toca el turno a Telefónica, de la mano de otro clan empresarial argentino mucho más importante que los Eskenazi: los Werthein. Si quieren conocer al grupo (el actual jefe del clan es Gerardo Werthein les recomiendo esta lectura.
Si desean hacerse una idea, ésta otra.
Naturalmente, el apoyo se hace en nombre de la libre competencia, noble principio. Así, el ministro de Economía argentino Amado Boudou ha sancionado a Telefónica por ser propietaria de Telefónica de Argentina y, al mismo tiempo, controlar a su gran competidor en el país austral, es decir, Telecom Italia Argentina. Total: una multa de 104 millones de pesos. Por pura casualidad, los Werthein son los accionistas de TI en la Argentina.
Ahora bien, Telefónica sólo posee un 10% de Telecom Italia y, aunque lo desea firmemente, no manda un pimiento en Telecom Italia, que de esos se encarga el Gobierno de Roma, el mismo que le pidió entrar en el capital cuando los italianos estaban a un paso de la ruina. Reformados los recursos propios, el Ejecutivo Berlusconi se dedica a rasgarse las vestiduras ante las pérfidas intenciones de César Alierta de asumir el control: ¡No queremos espagnolos!
En otras palabras, Telefónica manda en Telecom Italia menos que un gitano en un juzgado. Por tanto, mucho menos en TI Argentina.