• De hecho, los italianos están pensando en pedir un rescate bancario mientras haya fondos... porque cuando explote Francia no habrá dinero para nadie.
  • Y es que si Francia explosiona, todos los mecanismos europeos dejan de estar operativos. No están pensados para una crisis de esas dimensiones.
  • El país galo tiene dos problemas: el primero y más importante, el apalancamiento de sus bancos, el segundo, el déficit fiscal.
  • El más importante es el de los bancos: BNP-Paribas, Société Generale, Crédit Agricole-Calyon y Banco Popular (BPCE).
  • Los regionales están todos quebrados.
  • De hecho, los franceses se niegan a hacer el test de estrés a los bancos.

Los mercados financieros -si lo quieren, los especuladores- se encuentran a la espera del estallido francés. Incluso lo fechan para septiembre-octubre. Y si todo ocurre según las negras perspectivas, sobre todo de los fondos anglosajones, resulta que la Unión Europea no tendría dinero para absorber el 'mal francés'.

Dos son los problemas en la Galia de François Hollande (en la imagen): el déficit fiscal y el apalancamiento de sus bancos. Para empezar, los cuatro grandes bancos franceses: Crédit Agricole-Calyon, BNP-Paribas, BPCE y Société Générale (SG). De los bancos regionales mejor no hablar: los analistas los consideran quebrados.

Para que se hagan una idea, BPCE tiene un 35% de su pasivo procedente de fondos mayoristas. El sistema financiero francés siempre ha dependido mucho de los créditos al por mayor. Si se producen movimientos en ese pasivo, se produciría una falta de liquidez. Y no olviden que la causa próxima -y eficiente- de las quiebras bancarias nunca es la falta de solvencia -esa es la causa de fondo- sino la falta de liquidez.

De hecho, los CDS franceses no dejan de subir y esa es una variable mucho más importante para los analistas que la prima de riesgo.

Y el problema es que los especuladores, es decir, los fondos, es decir, los mercados financieros, creen que si Francia estalla, si su banca necesitara ayuda, no habría dinero en la eurozona para afrontar el problema.

Esto enlaza, por una parte, con el intento de acuerdo europeo para la 'resolución' -o sea, disolución y liquidación- que en la mañana del miércoles se analizaba en Bruselas. No sólo es lo que los alemanes se niegan a colaborar, es que si la banca francesa estalla se paralizaría cualquier acción conjunta europea frente a crisis bancarias.

Y no sólo es el miedo al estallido francés, además de propiciar lo que se teme, podría paralizar a cualquier nueva ayuda -mejor, créditos blandos- a la banca en dificultades, sea española o de cualquier otro país.

De hecho, el nuevo gobierno italiano de Enrico Letta se está planteando la petición de un rescate bancario a la española. Razón: el apalancamiento de los bancos italianos con los grandes capitales es aún mayor que la francesa y la española, y los italianos quieren contar con fondos para su reflotamiento antes de que se acabe el dinero en Bruselas.

Naturalmente, como en España, como en Francia, como en Irlanda, los italianos no admiten que su banca quiebre: hay que salvarlos a todos. Y ese es el gran error en todo el mundo. Como asegura el presidente de la patronal bancaria española (AEB), Miguel Martín, el banco quebrado debe ser liquidado.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com