Los hechos son tercos y lo demuestran: el hombre es capaz de las mayores barbaridades pero también de alcanzar la grandeza. Un buen ejemplo lo encontramos en la historia real de un joven inglés llamado George Hogg que fue testigo presencial del que se ha venido a llamar el holocausto chino: la matanza de más de 150.000 ciudadanos chinos en la ciudad de Najing.
En los años 30, el reportero británico George Hogg se cuela en el corazón del conflicto chino-japonés, en Nanjing, y se libra de la muerte gracias a la ayuda de un líder de la resistencia china, Jack Chen. A partir de ese momento y, por una serie de carambolas del destino, acaba haciéndose cargo de un orfanato en Huang Shi. Con el ejército japonés cada vez más cerca, y viendo que la vida de los niños corren peligro, Hogg se embarca en la mayor aventura de su vida
Roger Spottiswoode no ha conseguido una película redonda a pesar de tener entre sus manos una historia preciosa: le ha faltado pulso para relatar con más emoción los acontecimientos que le tocó vivir a Hogg e, incluso, para profundizar en la personalidad de este hombre marcado por el destino. De tal forma que, Los niños de Huang Shi cuenta con un excelente arranque pero, a medida que avanza la trama, va perdiendo fuelle fundamentalmente porque se concede demasiado peso a la relación sentimental entre dos occidentales (el protagonista con una enfermera) que a la propia odisea de Hogg. A pesar de ello, Los niños de Huang Shi es una película agradable desde el momento que narra una transformación personal. De un joven que quería denunciar ante el mundo las barbaridades cometidas en China y se dio cuenta de que el papel que le tocaba jugar era más modesto pero indiscutiblemente más urgente. Todo ello fotografiado con la habitual maestria de Zhao Xiaoding (responsable de la de Hero)
Otro factor para acudir a las salas a ver esta película es que el 1% de la recaudación de taquilla irá destinado a dos ONGS: Adopchina (cuyo nombre lo expresa todo) y a Morning Tears, ésta última dedicada a ayudar a aquellos niños que por motivos políticos han quedado solos temporalmente y para los que es necesario crear unidades familiares que les amparen hasta que recuperen a sus progenitores.
Para: Los que les gusten las historias de héroes anónimos