Sus clientes-pintores pagaban los arreglos dentales con obras de arte César Antonio Molina llegó al Ministerio de Cultura con el puñal en los dientes y ha provocado un puñado de sustituciones, casi todas ellas marcadas por la polémica. Por ejemplo, a Juan Manuel Urgoiti, ex consejero delegado del Banco de Vizcaya y consejero de Acciona, le animó a marcharse del Patronato del Museo de arte Reina Sofía, la cumbre del arte moderno en España. Para sustituirla, nombró a una odontóloga, Pilar Citoler, no especialmente conocida en círculos artísticos con la excepción de sus propios clientes de consulta, que acostumbraban a pagarle en espacie sus arreglos dentales. Así, piano piano, nuestra odontóloga.

En otras palabras, Citoler hizo su colección privada, que incluso ha expuesto en alguna ocasión. ¿Quién mejor, pues, para el Patronato del Reina Sofía? Todos estamos seguros de que lo hará mucho mejor que Rosa Regás en la Biblioteca Nacional, por poner un ejemplo.