El Proyecto de ley podría suponer una legalización encubierta de prácticas eutanásicas
El arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, señaló que en una primera lectura no detallada sus colaboradores no habían apreciado que la Ley de Muerte Digna fuera una ley de eutanasia.

Sin embargo, tras un estudio más profundo por parte de los obispos de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), los obispos señalan que en el texto actual, "el propio concepto de dignidad humana queda negativamente afectado". Además, consideran que, aunque el texto afirma la intención de proteger la dignidad de la persona al final de la vida, parece que la "vida humana podría carecer de dignidad tutelable en el momento en el que así lo dispusiera autónomamente la parte interesada e incluso eventualmente un tercero".

Lo que hace la Ley de Muerte Digna es dejar la puerta abierta a ciertas omisiones voluntarias que pueden causar la muerte o acelerarla de modo directo, como la sedación inadecuada, el abandono terapéutico o la omisión de los cuidados debidos.

Además, desde la CEE también se critica que con el texto actual se menoscaba el derecho a la objeción de conciencia de los médicos, que se verían reducidos a ejecutores de la voluntad de los pacientes.

Andrés Velázquez

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