Aquello de que las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos en ningún caso alude a la bondad de la prostitución, sino a la aún mayor perversidad del fariseísmo. Además, como siempre, es una frase evangélica sacada de contexto, porque se omite la conclusión: porque algunas prostitutas y publicanos se arrepintieron ante la buena nueva, mientras los fariseos se enrocaron en sus posturas y acabaron crucificando al hijo de Dios. O sea, que las prostitutas os precederán en el Reino de los Cielos, pero la sentencia no es extrapolable al Tripartito catalán , si ustedes me entienden.
Porque el Tripartito, formado por socialistas, comunistas e independentistas republicanos, ha establecido una verdadera carrera por alcanzar las más altas cotas de progresismo. En apenas 100 días de Gobierno ya ha anunciado los siguientes conquistas sociales:
1. Legalización del cannabis.
2. Legalización de la prostitución.
3. Suspensión de la Ley Orgánica de Calidad Educativa (LOCE).
4. Formación de selecciones deportivas catalanas (esa, sin duda, es el aspecto más importante).
Vayamos por partes. Para el progresismo, la palabra "legalización" tiene un algo mágico. Se utiliza como un conjuro, y tal parece que su misma invocación fuera la solución al problema. Lo cierto es que el cannabis legalizado ha generado (al menos en Suiza) más adicción, no menos, mientras Naciones Unidas se lo piensa dos veces, porque en Holanda, único país que ha legalizado las llamadas drogas blandas, el balance es, asimismo, negativo. Pues bien, es igual, Pascual Maragall ha decidido que Cataluña debe ser pionera en esa necesidad básica de la población. Con ello, no hace más que asumir en el socialismo las premisas del lobby por la legalización de la droga, constituido en un partido político que se presentó a las últimas elecciones. Ese lobby tiene su origen en Barcelona y desde allí se ha extendido por otras regiones españolas, especialmente en el ámbito universitario, donde se celebran las afamadas fiestas de San Canuto. Todo muy intelectual.
Y ante este espectáculo, silencio de Rodríguez Zapatero, su jefe de filas. Parece claro que Zapatero va a gobernar España, pero seguirá sin gobernar ni mandar en su propio Partido, especialmente en Cataluña.
Con la prostitución está ocurriendo algo similar. La actitud del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, parece más atinada. En primer lugar, se les ofrece a las prostitutas ayuda a cambio de abandonar su oficio. Es más, a las prostitutas inmigrantes se les ofrece billete gratis para volver a su país o integrarse en la sociedad a cambio de abandonar una actividad, cuando menos, repugnante.
Pues bien, Zapatero tampoco dice nada ante la nueva iniciativa del Tripartito.
Mientras tanto, los aliados de ERC en el Tripartito deciden que no aplican la Ley de Calidad. Como recordaba la popular Esperanza Aguirre, ella, como ministra de Educación en el año 96, se vio obligada a aplicar la LOGSE, promulgada por Felipe González con los votos en contra del PP. Pero es que, si extrapolamos la curiosa tendencia que viene del noreste, nos encontraríamos con que los ciudadanos podrían plantearse retrasar el pago de sus impuestos, dado que el Partido ganador de las últimas elecciones ha prometido modificarlos a la baja. Otro silencio de Zapatero, un personaje empeñado en flotar entre las discrepancias y los desafueros.
Es más, tuvo que ser su asesor Gregorio Peces Barba, el hombre que ha colocado a la nueva ministra de Educación, María Jesús Sansegundo, quien afirmara que lo de Cataluña no es presentable. Pero Peces Barba es un rector universitario, no un político.
Y luego está lo de las selecciones nacionales del deporte, donde Maragall propone que se busque un nombre para las selecciones que representen "al resto de España". Pone como ejemplo el hecho de que en el Reino Unido haya cuatro selecciones de fútbol. Lo que ocurre es que cuando un británico habla de "ingleses" sabe muy bien a qué se está refiriendo. Pero no existe nombre para definir a quien procede de toda España, menos Cataluña y el País Vasco. Lo cual, por otra parte, no deja de resultar ilustrativo.
Y a todo esto, Zapatero-Mr. Bean permanece en silencio.
Tampoco habla el nuevo presidente del Gobierno sobre su actitud ante las grandes empresas. No está claro qué parte de su programa económico va a aplicarse y cuál deberá esperar tiempos mejores. Pero, eso sí, Zapatero calla cuando Micaela Navarro (por el momento, una diputada del Partido, sin cargo público) habla de una ley de aborto libre...
El Protocolo de Kyoto, las viviendas de protección oficial, el déficit público, los cambios en las empresas privatizadas son otros tantos asuntos acerca de los cuales el señor Zapatero guarda silencio. El mundo económico, en tanto le ha felicitado por su triunfo, empieza a ponerse nervioso. Da la sensación de que es un "presidente por accidente", y que su triunfo le ha sorprendido, antes que a nadie, a él mismo.
Por último, destaca también otro silencio más que ominoso: Zapatero está permitiendo una campaña de linchamiento moral contra el aznarismo como no se recordaba en ningún cambio de Gobierno durante la etapa democrática: ni de UCD al felipismo (1982), ni del PSOE al PP (1996). La campaña de insultos, descalificaciones e injurias contra personajes como el director de Informativos de RTVE, Alfredo Urdaci, son nuevas en España. Un país acostumbrado a hacer leña del árbol caído, pero en el que jamás se había alcanzado tanta saña.
Mientras, Mr. Bean se vuelve definitivamente mudo.