Han desaparecido trescientos niños en España. Y hoy, el mismo número. Y mañana, irremediablemente, desaparecerán otros trescientos. Llevamos varios años así. No hay quien lo pare.
No, no los busca la Policía, porque todos tenemos claro dónde acaban. Y, encima, es legal. No, tampoco abrirán ningún informativo de televisión o radio. Quizá sea porque no hay monja presuntamente implicada. Pero sí médicos, muchos, demasiados.
No interesan, no les quiere nadie, ni siquiera tienen la oportunidad de que les adopte alguna de las cinco mil parejas que en España ansían hacerlo.
Molestan y mueren. Sin ver la luz de este mundo nuestro tan civilizado.
Alberto Asensi Vendrell