Crisis, ¿qué crisis? A pesar de que el Gobierno ha tenido que meter la tijera en el gasto de funcionarios y pensionistas, da la sensación de que el resto de la partidas permanecen vírgenes. Desde luego, es el caso de las subvenciones. El pasado sábado, por ejemplo, se publicaba una subvención para partidos y fundaciones políticas con el objetivo de que promuevan actividades de formación, consolidación y fortalecimiento del sistema democrático. A saber: 2.200000 euros del contribuyente. Suma y sigue.
Lo peor de todo es que muchos de esos fondos van dirigidos a copatrocinar actividades con gobiernos tiranos como el castrismo, dejando fuera a la disidencia democrática. Algo así como si la socialdemocracia alemana colaborara con el franquismo para facilitar su apertura. ¿Alguno lo habría tolerado?