Los precios de los alimentos preocupan más que el crudo

La inflación no es cosa de España, sino del mundo entero. Si España cerraba 2006 en el 4,3%, Italia también sufría un repunte hasta el 2,6%, el mayor repunte desde 2006, mientras en la Eurozona se quedó en el 3,1 y el Banco Central Europeo (BCE) amenaza con subir tipos. Esto significa que se ensancha el diferencial España-UE hasta 1,2 puntos, dado que el indicador provisional del IPC español se situó en el 4,3.

En Chile, la economía más saneada de Hispanoamérica, la inflación también creció hasta situarse en el 7,8%, siempre en tasa anual, medido a 31 de diciembre.

Y no sólo hablamos del crudo, empeñado en quedarse en los 100 dólares, sino en el precio de los alimentos. Tras 25 años de políticas agrícolas, sobre todo en UE y USA, para producir menos alimentos ahora resulta que faltan. Entre otras cosas, porque algunos países como China o India, que suman casi la tercera parte de la humanidad, han decidido no pasar hambre y exigen más cereales, productos lácteos, etc. Y ahora resulta que no tenemos... y suben los precios.

Hoy en día es más sencillo reducir el precio del petróleo que el de los alimentos. Por si no hubiese suficientes motivos de preocupación, el paro repuntó en Estados Unidos hasta el 5% y cayó la creación de empleo. Tanto es así que el presidente George Bush anunciaba un paquete de medidas fiscales para incentivar la economía. Recientemente, el director de la Oficia Económica de Moncloa, David Taguas, auguraba durante una intervención en la Universidad Autónoma de Madrid una crisis de crecimiento en norteamérica para el segundo semestre del año. A ver si va a acertar...