Al leer la noticia sobre la intención de la Canciller alemana de aprobar un suelo mensual para las madres que se quedan en casa y su aprobación me he quedado pensando y se me plantean algunos interrogantes.
Reconozco que es una opinión que en muchos sectores se está abriendo paso, sectores, por otro lado defensores serios de la maternidad. Sin embargo si para defender algo tan natural como la maternidad tenemos que caminar por la senda economicista veo riesgos importantes, que traduzco en preguntas.
¿No va quedar reducto de la persona que no se valore monetariamente? ¿Más liberalismo puro y duro?, ¿dónde queda la recuperación de la donación total de la que habla el Papa? ¿El verdadero amor no es desinteresado? ¿No introducimos en la vida pública un nuevo elemento de dependencia de los gobiernos de turno o de las ideologías? ¿Más votos cautivos? ¿No cabe que en un futuro los hijos echen en cara a su madre que les ha tenido por el sueldo?
Me da que el sentido común tendría que ir por reconocer a todos los niveles, familiares, sociales y políticos la misión de una madre que opta por quedarse en casa y su especial papel para el equilibrio social. Otra cosa es que haya reducción de impuestos para las familias que sólo tienen un suelo, y soluciones de ese tipo, pero pagar por ser madre y ejercer de madre las 24 horas veo que no ennoblece la sociedad sino que la mantiene en la ruta mercantilista. Hay que romper con este círculo e ir por sendas nuevas, sencillas, propias de la naturaleza y que han funcionado durante siglos.
Mercedes Orbe
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