El ex secretario general de FERE, Manuel de Castro, se siente liberado ahora que abandona el cargo. Lo primero que dice en su despedida, es un recado para el Gobierno: No les valía con reformar la LOCE sino que quisieron hacer su propia ley que despertó una manifestación de protesta. Así que ya que ha cogido carrerilla, aprovecha para recomendar al Gobierno una modificación de la Ley de Extranjería para evitar la incoherencia de que se inscriban en el padrón los ilegales al tiempo que se obliga a expulsarlos. El P. de Castro es más bien partidario de que las personas sean acogidas por los estados europeos aunque comprende que haya controles. Además, pone de manifiesto la incoherencia de que mostremos nuestra solidaridad en Haití y en España planteemos políticas restrictivas. En la misma línea, su sucesor también señala que no tiene sentido que seamos sensibles fuera y no en nuestros contextos.
En todo caso, el abogado del Estado ya se ha manifestado en relación al caso Vic: es obligatorio su empadronamiento. Su alcalde ya ha dicho que acatará la decisión. Al fin y al cabo, a los ciudadanos de Vic les preocupa más encontrar sitio para aparcar que la situación de los inmigrantes.