Queridos niños que no vais a nacer. Vais a morir sin conocer el motivo, vosotros os sentís seguros, fuertes, con ansias de vivir pero la perversidad de una ley criminal os va a quitar la vida por defender la de vuestra madre que en otro sentido es también víctima de esa decisión (no quiere llamarla ley, por no manchar ese nombre), que ha tomado un Gobierno y sobre todo las mujeres de un Gobierno que si llegan a ser madres alguna vez no podrán ser felices por los remordimientos.
Tantos millones empleados en matar niños, ¿no se han podido emplear en ayudar a esas mujeres en situación desesperada? Me niego a pensar que una mujer embarazada desee abortar y si existe alguna será la excepción que confirma la regla.
Queridos niños, queridos bebés, habéis tenido mala suerte con los padres que os han engendrado, pero aunque ahora no lo sabéis yo os lo digo por adelantado, tenéis un Padre en el cielo y una Madre en el cielo también, Nuestro Padre Dios y Nuestra Madre la Virgen María que os recibirán con los brazos abiertos y con un cariño que nadie en la tierra es capaz de conocer su grandeza. Entonces seréis felices para siempre y mucho más que lo podríais ser en 50, 60 ó 70 años que podíais haber vivido en este mundo egoísta y sin corazón.
Queridos niños, sois los santos inocentes y estoy segura que el Señor no os dejará fuera de su reino al contrario, seréis recibidos como mártires de una idea perversa y maligna, pero el premio lo tenéis seguro. Yo rezaré por vuestros padres, le pediré con las palabras que el Señor pronunció en la cruz Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.
Con los autores de la decisión de mataros haré lo mismo, pedir perdón por ellos aunque tengo que ser sincera y decir que me va a costar trabajo, pero hay que hacerlo porque ellos también son hijos de Dios, les guste o no.
Piedad Sánchez de la Fuente