Más allá del habitual baile de cifras sobre el seguimiento de la huelga, lo que si demostró la jornada del 14 de noviembre es que la sociedad española ha dado la espalda a la irresponsabilidad.
No se puede convertir la excepcionalidad de la huelga en forma habitual de reivindicación social. Eso es, en sí mismo, un fracaso y la sociedad española lo ha dejado claro a pesar del malestar que provocan los ajustes, necesarios aunque discutibles en sus formas y detalles.
Por eso la madurez de esta sociedad, apretada pero no desesperada, es la imagen que dominaba al finalizar aquella jornada. Otra imagen es la de la ejemplaridad con la que actuaron las fuerzas de seguridad del Estado, al servicio de la ley y de las libertades de todos.
Suso do Madrid