En víspera del previsible acceso del Partido Popular al poder, los sindicatos saben que, visto el desastre de la doble reforma laboral de Zapatero, que no ha servido para crear empleo sino para destruirlo, el PP tendrá que afrontar una nueva reforma. Y no hay otra reforma posible que aquella que se aproxime al despido libre con indemnización pactada de antemano. Incluso esos 20 días deberían ir acompañados de un máximo según el número de años trabajados. No es despido libre pero se le parece.
En otras palabras, que CCOO y UGT están preparando ya la primera huelga general al Gobierno del Partido Popular.
Lo más curioso es que el PP también anda algo desorientado. El paisaje que les ha dejado Zapatero es un páramo, en empleo y en actividad económica. Los sindicatos lo han hecho muy mal pero está en su derecho a no admitir el despido libre a cambio de nada. Por eso, la única reforma posible laboral posible en España sigue siendo la que ofrezca el despido libre, la reducción de impuestos laborales (cuotas por IVA) y el contrato único e indefinido y reducción de los subsidios. Ahora bien, ¿a cambio de qué? Todas esas medias benefician al empresario. O al trabajador. Pues a cambio de un mayor salario, una subida fuerte de los salarios bajos -muy bajos en España-. Y eso sólo puede conseguirlo un Gobierno mediante la elevación del salario mínimo, como poco hasta los 1.000 euros mensuales por ocho horas de trabajo. Rajoy no puede pretender pedirlo todo a cambio de nada. Los sindicatos no pueden pretender exigir subsidios.
Eulogio López
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