En nuestra anterior edición, publicábamos el intento de Borja Prado (en la imagen) de hacerse con la Presidencia de Repsol, en una alianza con Pemex y a través de la búsqueda de inversores rusos que tomarán un paquete de la petrolera.
Las reacciones que me llegan podemos resumirlas en dos:
1. No tendrá éxito.
2. Con Repsol no ocurrirá lo mismo que con Endesa.
Yo también creo que la lanzada del todavía presidente de Endesa no tendrá éxito. Después de lo de Lukoil muchos se han vacunado contra las locuras. Además, no nos engañemos, en lo de Lukoil intervino la Casa Real y ahora la Casa Real no está para meterse en aventuras.
Ahora bien, muchas de esta operaciones de acoso y derribo se sabe dónde empiezan pero no dónde acaban. Si Prado, con ayuda de otro comisionista de lujo, Jaime Castellanos, consigue que los rusos compren un paquete significativo de Repsol (por ejemplo un 10%, que es de lo que se habla) el peligro sería real y nada fácil de erradicar.
¿Que no se parece a Endesa Pues yo diría que sí. En cualquier caso, por aquel entonces la bronca entre dos españoles propició la llegada de un extranjero, E.ON, y a partir de entonces todo fue de mal en peor: la primera eléctrica española terminó en manos, no de una empresa privada alemana, sino del Gobierno italiano, previo enriquecimiento del señor José Manuel Entrecanales, otro vendepatrias.
Y de aquella operación sólo salió beneficiado un español: Borja Prado, que se hizo con la Presidencia. Y es que estas peleas cainitas se saben cómo empiezan pero nunca cómo acaban.
A mí no me gustan las grandes empresas, me gustan las pequeñas. Pero sería absurdo prescindir del control sobre unas compañías que deciden donde invierten fueres cantidades de dinero. El ejemplo es muy claro: ¿Hubiesen permitido los franceses perder Endesa ¿Hubiesen permitido los franceses perder Repsol Pues eso.
Sobran vendepatrias y sobran comisionistas en España. Y faltan empresarios.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com