Al final, el Partido Popular ha evitado la debacle, pero no hay que olvidar que Jaime Mayor Oreja, tan querido en algunos medios informativos, no ha logrado lo que Loyola de Palacio consiguiera en 1999. Casualmente, Loyola de Palacio, una de los políticos más firmes y coherentes con sus ideas dentro del Partido Popular, está ahora totalmente preterida, a pesar de su bagaje internacional como vicepresidenta de la Comisión Europea. Con Loyola se deja ver la tendencia al suicidio de la formación que lidera Mariano Rajoy, que prefiere evitar gente brillante que pueda hacerle sombra.

 

La verdad, no se entiende que en unas elecciones europeas el protagonismo de la vicepresidenta del Ejecutivo de Bruselas, la comisaria más importante de la capital europea, haya quedado relegada a un segundo lugar.