Sr. Director:

El Festival de Cine Erótico se ha trasladado a Madrid y con él las expectativas de bonanza para este sector esclavista del sexo.

Madrid o Barcelona, Bruselas o Estambul, en todas partes se despliega el dominio de la parte más baja del hombre con fines de explotación. Explotación para los que se venden, explotación mísera y delictiva para los que negocian con el cuerpo humano como con una mercancía al abasto de oscuras pasiones.

La pornografía en sentido estricto no es más que un abajamiento moral de la persona: pobres mujeres y hombres que se prestan a formar parte de la rueda de los deseos desenfrenados. Qué lejos están de comprender que su alma costó la vida de un Dios dispuesto a verter su sangre para cubrir con ella la náusea de su impureza.

Qué lejos de comprender que el amor es el destino de sus vidas, el holocausto por el que deben pasar para alcanzar su feliz destino.

María Ferraz

fermar42@gmail.com