Si tú fichas a Boyer yo a su señora. Bueno a su ex, doña Elena Arnedo. La moda que comenzara Felipe González con el juez estrella Baltasar Garzón, ha empezado a tomar derroteros curiosos. Los políticos fichan a líderes sociales. Y si no son líderes es igual: ante la confusión de ideologías y mensajes grises, lo que importa es fichar a rostros que identifiquen una actitud, en el mejor de los casos, hasta podrían identificar una idea.

Así, la candidata socialista al Ayuntamiento de Madrid, Trini, la de la chupa de cuero, ha respondido a su adversario, Ruiz-Gallardón, y su fichaje estrella de Ana Botella, con doña Elena Arnedo, médica, ex esposa de Boyer, hoy metido en la fundación del Partido Popular. Y también ha fichado, muy representativo del progresismo socialista, a Pedro Zerolo, de la Plataforma Gay. Es decir, que en las democracias modernas se votan nombres propios, no ideas. Al menos, en la democracia española.

Se vé que el electorado moderno no acepta maestros, sino testigos. Y que las ideologías y las estrategias políticas no valen lo que un rostro y la identificación con un líder social. Así se ha creado un auténtico mercado de fichajes políticos, buscando el voto de quien se identifica con el PP o con el PSOE. Pero ya no es el Julio Iglesias de Aznar o el Antonio Banderas de Felipe González. No, ahora los testigos, los modelos, deben ir en las listas, preferentemente en aquellos puestos en los que seguramente no saldrán elegidos. De esta forma, el rédito se lo llevan los políticos profesionales, si saben utilizar correctamente a los famosos.

Por ejemplo, ahora sabemos que a los socialistas les gustan los cachorros (y eso es progresismo) y a los populares les gusta Miguel Boyer (y eso nadie sabe qué es, por lo que sospechamos que estamos ante un centro-reformismo de gran pureza).

Y esos rostros son los que ocultan cuestiones como la seguridad ciudadana, la intervención de España en la guerra de Irak, la política fiscal, la participación de las autonomías en el Gobierno del Estado y en el gobierno de la Unión Europea, la inmigración y algunas cuantas cosillas más.

Lo importante es que la cara del PP es Ana Botella y la del PSOE Pedro Zerolo. O sea, que el debate política está adquiriendo altura.