Eso sí, no cambiará a MAFO hasta que termine mandato.
Antes sólo eran algunos digitales, como por ejemplo Hispanidad, quienes arremetían contra la reforma financiera de cajas de ahorros, innecesaria y desastrosa a un tiempo, así como contra la gestión del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO). Pero ahora media clase política y tres cuartas partes de la bancaria hablan del desastre de la reforma, cuyo coste final para el erario público nadie se atreve a cifrar salvo el propio MAFO, en la rueda de prensa del pasado viernes 30... sólo que nadie se cree sus cifras.
Lugo vino el desayuno del miércoles, protagonizado por la portavoz parlamentaria del Partido Popular, Soraya Sáenz de Santamaría y ahí se desataron todas las lenguas.Sáenz criticó directamente al gobernador -algo extraño en el mundo político con los supervisores bancarios- y anunció que si llegan al poder reformarán el Banco de España, en el sentido de "despolitizar" la institución. La portavoz incluso se permitió dudar de la conveniencia de que alguien pase de la Secretaría de Estado de Economía al Banco de España.
No sólo eso. Sorprendió a los presentes al hablar de una necesaria mayor autonomía del cuerpo de inspectores. Ponía así el dedo en la llaga sobre uno de los problemas de la gestión de MAFO: los inspectores, la pieza clave del supervisor, pintan cada vez menos en la Casa, lo que les tiene bastante molestos.
MAFO ha tenido que salir en defensa de sí mismo. Incluso ha amenazado con dimitir si Elena Salgado, vicepresidenta, y el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, no le apoyaban explícitamente. Rubalcaba salió al quite de inmediato pero con un argumento que sonó a excusa: según él los culpables de las indemnizaciones millonarias de directivos bancarios son las comunidades autónomas, no el Banco de España. Salgado -mañana del jueves- ha defendido la labor de Fernández Ordóñez. Por el momento es así, ningún banquero se ha lanzado al ruedo, aunque, desde el supervisor se lo han pedido. La verdad, a pocos les hace gracia ponerse a mal con el partido que probablemente ocupará el poder desde diciembre.
Y lo cierto es que la mayoría del sector considera que la gestión de MAFO ha sido un desastre. En el mejor de los casos que ha resultado tardía y equívoca. En el peor que su estilo individualista de mando le ha hecho fracasar en el diagnóstico de los males del sistema financiero y en el de las cajas.
Estamos pues, ante un gobernador desprestigiado, pero que no será cesado. Sería una estupidez por parte del PP, considerando que el mandato de MAFO vence en julio y que nadie le puede cesar si no hay condena firme del sujeto agente.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com