Esto de la demagogia siempre se vende muy bien. El secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ángel Fernández Ordoñez (MAFO), ha anunciado que "no tiene sentido que el hijo de un rico tenga la misma desgravación fiscal que el hijo de un pobre". ¡Toma ya! Ahí queda eso. Pero, ¿qué es un rico?, ¿qué es un pobre? MAFO sabe bien que los ricos de verdad tienen mecanismos para huir de Hacienda. Luego sabe que las medidas anunciadas afectarán a las clases medias, siempre dóciles al poder.

El anuncio es un nuevo globo sonda, a ver qué tal cala el asunto. Secunda a la ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, que la semana pasada había anunciado la "revisión" de la deducción de vivienda, una medida que dejaría a miles de españoles fuera de la posibilidad de pagar las letras de sus hipotecas, disparando la mora y derrumbando el mercado inmobiliario.

¿Solución? Eliminación parcial. Si se elimina la deducción de vivienda para los "ricos", la mora se mantiene baja, el mercado se mantiene tranquilo y se profundiza en la productividad. Tanto se profundiza, que es posible que empiecen a aparecer rebeldes del fisco que busquen fórmulas alternativas para evitar tanta progresividad. Porque el "rico", paga más por ganar más, porque el tipo es progresivo y porque -ahora- amenazan con recortarle de manera asimétrica la deducción por vivienda. Mientras tanto, el rico de verdad descansa tranquilamente en Luxemburgo, ajeno a las contingencias fiscales españolas anunciadas para 2005. Pues, ¡qué bien!