No se dan cuenta de que el gobernador nunca será de los suyos y que sólo su vanidad intelectual le lleva a enfrentarse con Zapatero.
Respecto a su política bancaria, MAFO es un gobernador que siente especial aversión a las cajas de ahorros. Para ser exactos, el credo bancario de MAFO se concreta en tres normas:
1. Odia todo lo que no sea sociedad anónima, ergo las cajas deben convertirse en bancos
2. No le gusta lo pequeño. Es un convencido de que sólo las grandes entidades pueden sobrevivir. Esta afirmación atenta contra los postulados de la ciencia económica (sí, caramba, la economía es una ciencia), que parten de un principio impuesto por el sentido común: el tamaño nada bien que ver con la solvencia ni con la rentabilidad, pero sí con el abuso de los grandes, en forma de monopolio u oligopolio, sobre lo pequeño.
3. No le gusta la banca industrial. La banca no debe participar en empresas. Otra muestra de curioso apriorismo y de cierto racismo financiero: las finanzas es para la alta sociedad, la industrial para los que se manchan las manos.
Ahora vamos con las cajas de ahorros, principal blanco de MAFO. ¿Es que alguien cree en las cajas de ahorros? No el PP, que siempre ha querido convertirlas en bancos. No el PSOE, que pretende exactamente lo mismo y que, si no hace eso, es porque sus barones regionales se le echarían encima.
Tampoco las autonomías creen en las cajas. Lo único que pretenden es mantener el control sobre las mismas. Por eso se enfrentan al Banco de España, y por eso proponen fusiones intra-regionales mientas el Banco de España las prefiere inter-regionales: para convertirlas en bancos y para alejarlas del poder de las comunidades.
Y cuidado con que los enemigos de las cajas de ahorros no consigan la fusión La Caixa-Caja Madrid, porque entonces el sector habrá desaparecido de forma definitiva.
¿A qué se debe ese odio generalizado hacia las cajas de ahorros? Quizás a que son entidades mutuales, a que sus directivos cobran menos dinero que los banqueros, a que tienen una obra benéfico social, a que se preocupan por su entorno... y a que no entran en crisis salvo cuando se comportan como bancos, especialmente, como bancos de inversión o juegan a los dos grandes tipos de especulación: la financiera y la inmobiliaria.
Por lo demás, con cada cual buscando engordar su faltriquera o su ego, las cajas sobreviven como pueden.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com