Ocurrió en San Sebastián, durante la mañana del viernes. El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez había acudido a hablar de crisis, pero no tuvo el menor impedimento en aprovechar que el Urumea pasa por la ciudad para pedir a la banca que despida trabajadores.
No lo dijo así, naturalmente, sino que recurrió a los eufemismos: habló de redimensionamiento, de racionalización y de contención de costes ante la crisis. Pero el pueblo es sabio y se le entendió muy bien.