Uno de ellos es lograr el acceso universal a la salud reproductiva.
La batalla que Manos Unidas ha emprendido en la lucha contra el hambre y la pobreza es destacable y así se lo han reconocido con premios como el Príncipe de Asturias.
Sin embargo, dentro de esa lucha contra el hambre corre un peligro que es la de alinearse con quienes pretender solucionar un problema generando uno mayor. Y eso es lo que significa la Declaración de los Objetivos del Milenio.
Son ocho objetivos que se pretende alcanzar en el mundo para el 2015 y que se firmó en la ONU. Sus ocho objetivos eran claros en su exposición pero enrevesados en su objetivo. Y es que además de la lucha para erradicar la pobreza extrema y el hambre, la enseñanza primaria universal, la mortalidad infantil, combatir el SIDA y otras enfermedades, etc se colaron otros objetivos como el acceso universal a la salud reproductiva lo que significa en palabras sencillas, uso del aborto y la anticoncepción como medio para erradicar la mortalidad materna -con el descuido de que a cambio se mata al hijo no nacido o se evita la concepción-.
Así que hay que tener cuidado con quien se va de la mano no sea que en un intento de lograr un fin tan maravilloso y difícil como es desterrar la mortalidad infantil y el hambre, también se apoyen otros objetivos tan alejados de lo que se busca en un principio.
Juan María Piñero
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