Sr. Director:
Evidentemente, la conversión de MAPFRE Mutualidad, cabecera del grupo MAPFRE, parece que obedece antes a los intereses de sus propios directivos, que a los de los mutualistas. Además, para vergüenza de los que conocimos su obra, se ha perjudicado el ideal de su principal impulsor D. Ignacio de Larramendi.
A la Asamblea extraordinaria, acudieron, como estaba previsto, "solo los empleados", es decir, una repetición del mismo paripé de siempre. Tratándose de un hecho transcendental, ¿por qué no se hicieron asambleas provinciales o autonómicas, convocando personalmente a todos los mutualistas, y con una información detallada previa? ¿De qué modo se arrogaron representación suficiente para aprobar la conversión en marcha? Y lo que es más importante, ¿con qué fin?.
No me valen las razones que ha dado Martinez, no cuadran, no se puede decir lo que ha dicho, cuando en toda la historia de MAPFRE se estado manteniendo lo contrario, ¡la gran ventaja de ser grupo independiente! Y ahora, ¿qué? ¿Ante una más que posible venta, para quien será el mayor beneficio? Muchas cuestiones sin aclarar, huele a chamusquina, da la sensación de que los intereses manifestados, no coinciden con los intereses reales. Hay muchas más sombras que luces. Alguien debiera investigar todo este proceso.
Pedro J. Fernández Romero
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