De ese cainismo se aprovecha, lógicamente, el vecino. Ahora mismito, la eléctrica EDF, la misma empresa que, como estatal que es, tira con pólvora del Rey, con ‘rating' legales inflados y con financiación a bajo coste -y si no, se la proporciona el Estado-.
¿Alguien puede crear que el Elíseo hubiera permitido la operación contraria? Que Iberdrola tomara una participación en EDF o en Suez, y que, con toda chulería, anunciara una futura operación corporativa? ¿Alguien se atrevería a hacerle algo parecido a Ángela Merkel con EON o RWE, a pesar de que son más o menos o privadas? EDF sabe que ellos tienen la protección de Sarkozy, mientras que Iberdrola, la más fiel al tontiverdismo del Gobierno ZP, está sola frente al opante y frente al Gobierno galo y a las autoridades de Bruselas (recuerden los golpes de la Comisaría de la Competencia a España cuando EON se quería comer a Endesa mientras la misma Comisión acepta que la mayor empresa eléctrica de Europa sea pública -y Suez y Gas de France lo mismo), simplemente porque a Francia no le tose nadie.
Eso sí, si los españoles no nos damos cuenta de su nimiedad es porque ZP y sus comisarios políticos trabajan de puertas adentro. La Brunete mediática del PSOE -no se pierdan el tratamiento de El Periódico a las detenciones de islamistas en Barcelona- se encarga de convencernos de que es un estadista respetado. Fuera no es respetado, y dentro tampoco: sólo es temido.
EDF, EON, Suez. Todos ellos mucho menos rentables que Iberdrola, pero todos ellos con el apoyo de sus respetivos gobiernos. En España, en el entretanto, peleamos entre nosotros mismos para que no nos llamen nacionalistas. Y en verdad que no lo somos: el nacionalismo lo importamos de Francia, Italia o Alemania, que prefieren ser algo menos liberales y algo menos idiotas. Y lo hacemos en forma de colonización económica de nuestros queridos amigos europeos.
¡Márchese señor Rodríguez!
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com