Una de las lacras de la juventud actual es el consumo de drogas por el grave deterioro que sufre la persona tanto físicamente como psicológicamente.
Según una investigación realizada en la policlínica Cucker Hillside en la ciudad de Glen Oaks de Nueva York se observa un paralelismo en el cerebro de los consumidores de marihuana y los enfermos de esquizofrenia. Para conseguir este resultado utilizaron la técnica de proyección de imagen del tensor de la difusión.
El consumo habitual de esta droga predispone a sufrir un desarreglo cerebral y a sufrir esta demencia. La droga lleva a la degeneración y a la muerte y millones de seres poco conocedores de sus efectos son víctimas seguros.
Junto a esto se desarrolla uno de los negocios más sucios y terribles que ha conocido la humanidad. Se ve necesaria una nueva cultura que considere a la vida como algo sagrado que nada ni nadie puede atentar contra ella. Se ve necesaria la batalla contra el comercio y el derroche de narcotráficos.
Los consumidores de drogas piensan que la droga más perjudicial es la cocaína, seguida de las píldoras y el cannabis. Pero además las drogas producen problemas en las relaciones entre las personas: el 16 % de los consumidores se enzarzan en peleas, un 14% terminan en violencia y un 11,7% sufren o provocan atropellos.
¿Qué hacer ante este problema? Hace falta paralizar esta dañina enfermedad del tejido social, que es fuente de delitos, crueldad y produce una perniciosa devastación física y emocional de muchos consumidores.
Se requiere un compromiso social y político, así como la colaboración de las autoridades a nivel mundial y la concienciación de todos.
Arturo Ramo García